En el mes de diciembre pasado (2013), el Papa Francisco, se dirigió a los Superiores y Oficiales de la Curia Romana. Habló de las cualidades indispensables que debe de poseer, cualquier persona que tenga que prestar un servicio a la Comunidad. Entre estos servidores de la Comunidad, nos encontramos los Abogados.
Decía, el Papa Francisco, que debían de poseer, dos
cualidades indispensables: La
profesionalidad y la discreción.
La
profesionalidad, implica: Competencia, estudio, actualización. Tiene una
parta innata, pero principalmente, se adquiere, se forma.
Si no hay profesionalidad, hay mediocridad. Se distingue
inmediatamente a una persona preparada, con oficio, puesta al día, que infunde
seguridad y da confianza.
La profesionalidad, es curiosidad, humildad y afán de
aprender, pero la profesionalidad tiene un enemigo actual muy importante, en la
mayoría de las Instituciones: Amiguismo, amateurismo y nepotismo.
Dirigir, es concitar inteligencias y voluntades en torno
a un sueño o causa común y en esa empresa, los mejores deben ocupar lugares
estratégicos.
Desgraciadamente, es en la Administración, donde existen
los mayores profesionales infrautilizados, porque hay que hacer “hueco” a los
amigos del partido que llega y donde a su vez, existen las mayores
mediocridades, por exigencia también del partido.
La
discreción, es lo contrario a la “cháchara” dice el Papa. La
Cháchara, daña la calidad de las personas, del trabajo y el ambiente. La
amistad, la lealtad, la confianza, la integridad, la discreción, es agredida
constantemente, en tertulias, reuniones, encuentros…..Parece como si hablar de
las miserias ajenas, aligerase las nuestras. Las desdichas y defectos de los
demás, duran más que sus logros y conquistas.
Parece que cuando alguien dice:…”Esto que quede entre tú
y yo”, la valiosa información quema en los labios y termina por salir. Somos
como algunos medios de comunicación, “sabuesos en busca de carnaza”
Con la profesionalidad y la discreción, no se habla DE, se habla CON.
Santiago Alvarez de Mon, Profesor del IESE, publicó al
respecto, un magnífico artículo en Expansión, el 15 de Enero de 2014, bajo el
título “En boca cerrada no entran moscas” Los ejemplos que pone, merecen la
pena ser leídos y de ese artículo nos inspiramos y no podemos sino compartir el
cien por cien del mismo, al que felicitamos por él.
Lo dicho vale para cualquier profesión, desde el
fontanero, al médico, al profesor, etc, pero indudablemente nos toca muy de
cerca de los Abogados.